Según el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología, (CIMAR), en las playas abiertas se producen fuertes oleajes que pueden ser muy peligrosos para los bañistas.
Esas fuertes olas, explicó el CIMAR, generan con mayor frecuencia corrientes de resaca que pueden con facilidad arrastrar a las personas mar adentro.
Las corrientes se pueden identificar porque forman un canal de agua revuelta, una línea de espuma o algas, e incluso un color café distinto al del resto del agua.
Estas acciones marinas ocurren con frecuencia en playas como Jacó y Hermosa en el Pacífico Central debido a lo abiertas que son las costas en ese sitio.
Para el jefe nacional de socorrismo de la Cruz Roja Costarricense, Carlos Gutiérrez, es difícil catalogar una playa más peligrosa que otra pues todas presentan sus propios riegos.
Por su parte el CIMAR indica que pasa diferente con aguas de los golfos y bahías como Golfo Dulce, Nicoya y Puerto Jiménez donde se originan menos corrientes por la cercanía de las costas.